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Enrique Herrero Ducloux

Biografía

Herrero Ducloux, Enrique. Castejón (Navarra), 6.I.1877 – La Plata (Buenos Aires, Argentina), 23.VII.1962. Químico, profesor universitario y académico, desarrolló su actividad profesional en el ámbito de la química, tanto a nivel científico como divulgativo.

Nacido después de la Primera República, recién terminada la Tercera Guerra Carlista, y gobernando España Alfonso XII, pronto se trasladó con su familia a Argentina, y allí pasó el resto de su vida. Primeramente se instaló en Santa Fe, donde cursó estudios primarios y secundarios, llegando en 1893 a ser maestro normal y con diecisiete años a ejercer la profesión en la Escuela Normal de Rosario. Durante estos años llegó a ser director provincial de escuelas.

En 1896 se trasladó a Buenos Aires, donde dio clases en varios centros de educación secundaria. Ese año comenzó sus estudios en la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas (actualmente Facultad de Ciencias Exactas y Naturales) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que creó un plan de estudio de cuatro años, con diecinueve asignaturas, nueve relacionadas con la química (cuatro de carácter práctico y cinco teórico), que permitían doctorarse en dicha especialidad, cosa que consiguió el 26 de noviembre de 1901, siendo el primer doctor en Química de la Argentina, presentando el trabajo que llevó por título “Contribución al estudio de la Pata del Monte Ximena americana”, siendo su padrino de tesis el doctor Atanasio Quiroga. El tema de estudio estaba en la línea del análisis químico de plantas, abierta por otros científicos como Domingo Parodi o Pedro N. Arata, ambos académicos titulares de las academias que precedieron a la que llegó a ser Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. En la introducción de la tesis afirmaba que “el carácter posible de la química en nuestro país, por muchos años todavía, es esencialmente práctico y utilitario. La química analítica y la industrial son las dos ramas que mayor desarrollo han adquirido en tan corto plazo, las que merecen mayor interés de quien se preocupe por el progreso de la nación”. Se estableció por ello, años después, esa fecha, el 26 de noviembre, como “Día del Químico” en la República Argentina.

Con el paso del tiempo llegó a ser docente de la UBA, primero como suplente en 1902 y, a partir de 1906, como titular. Desde 1899 colaboró con los Laboratorios del Ministerio de Agricultura de Argentina, de los cuales fue 2.º jefe durante los años 1905-1906. A partir de 1904 impartió un curso superior de Química de Enseñanza Secundaria y Normal que, junto con otros similares como el de 1905 sobre Correlación de las Ciencias Naturales, fue la base para el instituto de Profesorado, creado en ese mismo año por el ministro doctor Juan R. Fernández.

Se trasladó a La Plata. Joaquín V. González le propuso organizar el Instituto del Museo en la Universidad de La Plata, de carácter nacional, que era sede de la Facultad de Ciencias Naturales. Aceptó y puso en marcha en él la Escuela de Química y Farmacia, siendo designado en 1906 profesor titular de la misma, ocupando también el cargo de vicedirector del Museo. Llegó a ser también profesor titular de la Facultad de Agronomía y vicepresidente de la Universidad Nacional de La Plata (1913-1916). En 1912 fundó la Sociedad de Química Argentina, de la que fue primer presidente y primer director de su revista Anales. En La Plata conocería a María Luisa Fonrouge, con quien se casaría y llegaría a tener cuatro hijos: Enrique, Kelvin, Abel y Solita. En 1909, y por su insistencia, la Escuela pasó a Facultad autónoma, la Facultad de Química y Farmacia, de la que fue elegido primer decano, siendo aquella la primera en el país con estas dos especialidades, perteneciendo a la Universidad de la Plata, cuyo emblema, la hoja de roble, fue diseñado por el propio Ducloux. A partir de 1923 la Facultad expediría títulos de doctor en Química, en Química y Farmacia, perito químico y farmacéutico. En 1924 Herrero Ducloux fue el presidente del primer Congreso Sudamericano de Química, y en 1945 fue elegido presidente del Consejo Profesional de Química de la Provincia de Buenos aires (1945).

En 1951, pasados dos años tras su retirada de la presidencia de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Argentina (ANCFEN), Enrique Herrero Ducloux cumplía las bodas de oro de su doctorado, coincidencia que fue utilizada para rendirle un homenaje al que se adhirieron numerosas instituciones oficiales y privadas, el 26 de noviembre, el mismo día en que cincuenta años antes había rendido examen de tesis, homenaje que se publicaría con el título Enrique Herrero Ducloux. El Químico. El Pensador. El Maestro.

Su actividad científica y docente en Química, se completó con su actividad historiográfica, divulgadora y de pertenencia a organismos estatales. Se interesó por el estudio químico analítico de los meteoritos, particularmente “El Toba”, descubierto por el leñador Manuel Costilla, en Campo El Rosario de Santiago del Estero. Con el ingeniero Pablo Lavenir estudió las termas de Capahue, terminando sus estudios sobre aguas termales con su importante contribución en las publicaciones efectuadas por la Comisión Nacional de Climatología y Aguas Minerales, designada en 1933 (Ley 11.621) por el Poder Ejecutivo Nacional, de la cual formó parte con médicos, geólogos, físicos y meteorólogos (11 volúmenes, 1936-1948). Simultaneó estos estudios con asuntos relacionados con la bromatología, la toxicología, que culmina con las publicaciones Notas Microquímicas sobre el ‘doping’ y Datos químicos sobre gases de guerra y sustancias auxiliares. En 1932 la intendencia de la Municipalidad de Buenos Aires le encargó redactar, junto a otros colegas, un Codex Alimentarius, presidiendo además la Comisión Nacional de Desnaturalizantes. En 1934 fue presidente del Instituto Técnico de Investigaciones Criminales de la Provincia de Buenos Aires, en 1937 miembro de la Comisión Nacional de Altura (1937), en 1943 delegado del Ministerio del Interior en la Comisión para el estudio de recursos naturales, etc. También inició estudios de historia de la ciencia, concretamente de la Química en Argentina, abarcando dos períodos fundamentalmente, de 1810 a 1910 y de 1872 a 1992, y escribió las biografías de Luis Arata, Enrique Poussart, Juan José Kyle, Miguel Puiggari, Ángel Gallardo, Joaquín V. González. En cuanto a obras de divulgación científica, destaca la titulada El fermento de Thanaton, sobre la catálisis, así como traducciones variadas de otros autores, o sus ensayos con el título de Las opiniones del Profesor Skrupelmann (1925), o con posterioridad El amigo de Job (Buenos Aires, 1933). También en su faceta de divulgador dio un gran número de conferencias, y tenía grandes conocimientos de mineralogía, hidrología y otras disciplinas. Creó en 1923 la Revista de la Facultad de Ciencias Químicas, escribiendo para la Sociedad Científica Argentina —de la que también formaba parte— el libro Elementos de química.

En cuanto a sus condecoraciones y méritos, en 1937 recibió en Premio Francisco P. Moreno, de manos del doctor Joaquín Franguello, dado por el Museo de La Plata, en el que, junto a otros grandes científicos de principio de siglo, había investigado. Presidió en 1945 el Consejo Profesional de Química. Fue nombrado académico de la Universidad de San Marcos de Lima, y correspondiente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid, de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, de la Academia Internacional de Toulouse, de la Real Academia de Ciencias y Artes de Cádiz, socio honorario de la Sociedad Mexicana de Geografía y de la Sociedad Científica Antonio Alzate de México, socio honorario de la Sociedad Brasileña de Química, miembro correspondiente de la Sociedad Química del Perú, y desde 1925 se integró como académico titular en la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Argentina.

Como desde 1906 hasta 1927 fue encargado del aula y laboratorio de Química Analítica, por resolución del consejo académico de la Facultad de Química y Farmacia, se pasó a llamar con el nombre Enrique Herrero Ducloux al aula y al laboratorio. Al jubilarse de la actividad docente en 1927, las dos Universidades donde había trabajado lo designaron profesor honorario, y la Asociación Química Argentina lo nombró socio honorario.

Al ofrecerle un banquete para celebrar las designaciones, Herrero Ducloux se dirigió por carta al entonces presidente de la Asociación Química Argentina, el doctor Raúl Wernicke, sugiriéndole que el dinero del homenaje sirviese para crear un fondo que fuera la base de un premio que recordara el nombre del profesor doctor Juan J. J. Kyle, a quien admiraba, formador de varias generaciones de químicos, además de miembro honorario de la Academia. La Asociación no sólo aceptó la idea, sino que creó dos premios, uno el Juan J. J. Kyle como proponía Herrero Ducloux, que se otorga cada cuatro años a quien por sus trabajos en química pura o aplicada contribuyese destacadamente al progreso de la misma, y otro que se llamó Enrique Herrero Ducloux, y desde 1931 se otorga cada dos años al mejor trabajo, incluso tesis, realizado por alumnos de escuelas universitarias de química del país. Desde 1931 fue consejero técnico honorario del Ministerio de Hacienda de la Nación.

Enrique Herrero Ducloux falleció en La Plata el 23 de julio de 1962, a los ochenta y cinco años de edad, tras una enfermedad prolongada. La ANCEFN le tributó el 27 de junio de 1963 un homenaje, y en 1964, su viuda e hijos donaron dinero para crear un premio que sirviera de estímulo a investigadores en química.

 

Obras de ~: Tratado elemental de química: 1. Química inorgánica, Buenos Aires, Estrada, 1904; Tratado elemental de física I, Buenos Aires, Estrada, 1905; Tratado elemental de química: 2. Química orgánica, Buenos Aires, Estrada, 1906; Tratado elemental de física II, Buenos Aires, Estrada, 1907; La ciencia y sus grandes problemas, Buenos Aires, Coni, 1908; “Sueños de alquimia”, en VV. AA., Extensión universitaria: conferencias de 1907 y 1908, La Plata, Universidad Nacional, 1909 págs. 49- 62; Las aguas minerales de los valles de Hualfin y otros de la provincia de Catamarca, Buenos Aires, Coni, 1909; Los Estudios químicos en la República Argentina: 1810-1910, Buenos Aires, Coni, 1912; El fermento de Thanaton, Barcelona, Granada, 1913; “Representación gráfica de la composición química de las aguas naturales”, en Memorias de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, n.º 10 (1919); Las ciencias químicas, Buenos Aires, Coni, 1923.

 

Bibl.: VV. AA., Enrique Herrero Ducloux. El Químico. El Pensador. El Maestro, La Plata, Comisión de Homenaje UNLP, 1952; V. Arreguine, “Enrique Herrero Ducloux”, en Journal of Chemical Education, 21 (9), pág. 419.

 

Alfonso V. Carrascosa

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