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Juan Caramuel Lobkowitz

Biografía

Caramuel Lobkowitz, Juan. Madrid, 23.V.1606 – Vigevano (Italia), 7.IX.1682. Monje cisterciense (OCist.), matemático, astrónomo.

Hijo de Lorenzo Caramuel Lobkowitz, de Luxem­burgo (guardia de Corps en el Ejército de Felipe II, ingeniero militar del de Felipe III), que llegó a España en 1586, y de Catalina de Frisia, de Amberes, casados en Madrid. Caramuel fue educado por su pa­dre, inventor de un cañón repetidor y aficionado a la astronomía y en ese ambiente adquirió su pasión por la Astronomía y las Matemáticas. Hizo sus prime­ros estudios de Gramática y aprendió lenguas orien­tales con el arzobispo del Monte Líbano. Estudió en la Escuela en Madrid y en la Universidad de Alcalá, adquirió una formación clásica en Humanidades.

En 1625, Caramuel ingresó en el monasterio cister­ciense de la Espina (Palencia), donde conoció y fue in­fluido por fray Pedro Ureña, matemático, astrónomo y músico. De esta influencia es su publicación Nova Música (Viena, 1645) y su iniciación en el problema de la longitud geográfica, tema de gran interés para la navegación atlántica. Caramuel pasó después por diversos monasterios (Monte Rama en Orense, Santa María del Destierro en Salamanca) completando su formación de Filosofía y Teología. Más tarde, explicó Teología en los colegios cistercienses de Alcalá y en la Universidad de Salamanca. Pasó a Portugal, cuando todavía estaba bajo la corona de Felipe IV, donde en­señó matemáticas, aprendió chino y escribió una gra­mática de esta lengua.

En 1631, Caramuel se traslada a Lovaina, donde es profesor de Teología en el colegio cisterciense de Aulne. Estudia matemáticas en la universidad. Co­noce el libro de Tritemio (1462-1516), sobre len­guaje cifrado y estudia los anagramas, la cábala y la combinatoria para redactar su Steganografia. Desde Lovaina inicia contactos epistolares y personales con geómetras y físicos, como Van Langren, Van der Put, Wendelino, Van der Brandt o Van Helmont, Gassendi, Rheita, Kircher, Mersenne o Descartes, quienes intercambian resultados, experimentos e instrumentos. Caramuel establece observatorios en torres de Brujas y Dunkerque, para realizar experi­mentos de medidas de la Tierra. Sus trabajos de for­tificación (1635) para la defensa de Lovaina la ha­cen inexpugnable durante el cerco del príncipe de Orange, trabajos que son premiados con el nom­bramiento de vicario general de los Cistercienses de Inglaterra, Escocia e Irlanda. Pese a su toma de po­sición en la polémica jansenista, recibe el título de doctor en 1638, pero sus críticas, la obra póstuma de Jansenio (Augustinus, publicado en 1640) le mar­ginan en los círculos jansenistas.

Durante la permanencia de Caramuel en Lovaina, experimenta y estudia los principales problemas cien­tíficos del momento, en particular la caída de los graves y el movimiento del péndulo. En el primero realiza observaciones críticas sobre la primera formu­lación de Galileo que son tenidas en cuenta; en el se­gundo prueba experimentalmente la isocronía de las oscilaciones y otras propiedades del péndulo. Sobre estas cuestiones participa en las discusiones con Van Langren, Mersenne, Wendelino y otros, así como, junto a Calignon, Gassendi y Naudé, participa tam­bién en la discusión sobre la teoría de los “torbelli­nos” enunciada por Descartes sobre el origen o causa primera del movimiento y leyes de la naturaleza. En Astronomía reúne en sus Coelestes Metamorphoses (1639) sus observaciones astronómicas y sus teorías sobre el sistema solar. En 1643 participa en la discu­sión con Gassendi y Naudé sobre los nuevos plane­tas situados entre Marte y Saturno (hipotéticamente descubiertos por el capuchino de Colonia, de Rheita) y sobre la observación de cinco nuevos satélites de Júpiter. Estas ideas las recoge Caramuel en su libro Novem stellae circa Iovem. También se ocupó Cara­muel de cuestiones sobre el magnetismo, que trató con el padre Nieremberg.

Poco antes de firmarse la Paz de Westfalia (1648), que puso fin a la Guerra de los Treinta Años entre católicos y protestantes, Caramuel pasa a Maguncia, en 1644, como abad del monasterio de Disemberg, para encargarse de varias cuestiones civiles relativas a los territorios de su abadía ocupados por los protes­tantes, o jurídicas como el proceso contra religiosos convertidos al luteranismo. Caramuel se dedica a re­formar los monasterios de su Orden en toda Alema­nia. Durante el papado de Inocencio X, Caramuel acepta la vacante en el obispado de Mysia. Instalado en Kreutznach, ciudad próxima a Maguncia, conti­núa sus estudios y su correspondencia con eminen­tes científicos de la época. En la feria de libros de Frankfurt adquiere las Objeciones de Gassendi y las Meditaciones de Descartes. Caramuel, aunque admira al Descartes científico, no tiene la misma opinión del filósofo, ya que éste acepta a la intuición como medio para acceder a la verdad, mientras que Caramuel sólo admite la lógica y la experimentación como métodos de demostración.

En 1647 se traslada a Praga (Corte de Fernando III) como abad del monasterio de Montserrat y de los adjuntos de Emaus o Slovan. Participó en la Paz de Westfalia, como representante de Felipe IV, defen­diendo los bienes del Emperador frente a los del Va­ticano, abogados por su amigo Chigi. En Praga es­trecha la amistad con Juan Marco Marci y renueva su correspondencia con Rheita, Kircher, Chigi y sus amigos de los Países Bajos. Kircher manifiesta el ha­llazgo de un texto árabe con la demostración de la cuadratura del círculo. Marci publica en 1654 un es­tudio del problema, con censura de Caramuel, en el que reconoce su dificultad. Caramuel dejó varios ma­nuscritos sobre este problema. En Praga permanece hasta 1654, este período fue uno de los más fértiles de su producción literaria dedicado a la Filosofía, Teolo­gía y Gramática. Compagina esta actividad con una intensa labor misionera, recuperando para la religión católica Praga y Bohemia. Para ello, una de sus ac­tuaciones fue modificar los calendarios, que estaban referidos al meridiano de Roma, y referirlos al meri­diano de Praga.

En 1654, los teólogos de los Países Bajos inician un expediente contra una de las obras de Teología que había publicado Caramuel, y el arzobispo de Mali­nas, incitado por los jansenistas, ordena por decreto en 1655 la prohibición de leer sus textos con la acusación de probabilista. Aquel año fue elegido Papa su amigo Chigi, con el nombre de Alejandro VII, quien nombra a Caramuel consultor de la Congregación de Ritos y censor del Santo Oficio, con lo que se atenúan las críticas vertidas sobre él. En 1654, Caramuel hace una visita a Roma. Entre 1655 y 1657 permanece allí, donde actúa en la Congregación de Ritos (sobre la racionalidad de algunos milagros) en la que propone se incorporen personas que sepan algo de Medicina. A principios de 1657 se dedica con el padre Martino Martín, jesuita, que acababa de llegar de China, a re­anudar sus estudios de la lengua china.

Por presión de los jansenistas y sin el apoyo de Ale­jandro VII, abandona Roma para incorporarse al obispado de Nápoles, que comprendía la diócesis de Campania y Satriano. Pero antes asiste, en Frankfurt, a la coronación de Leopoldo I como emperador, tras lo cual regresa junto con el conde de Peñaranda, nombrado virrey de Nápoles. Ya en Campania (con una pobre renta de setecientos escudos), comprueba que es un lugar oscuro, inculto y pobre; se instala en una localidad próxima a Satriano, en Santangel, donde monta una imprenta para publicar sus propios escritos, entre otros trabajos. Como obispo tiene que resolver disputas de propiedad, conflictos entre ecle­siásticos y civiles, y para solventar los más complejos debe desplazarse a Nápoles. Aquí, en 1664, visita la Universidad, hace amistad con Vico, Francisco Verde y Felipe Aquadies e ingresa en la Academia degli In­vestiganti, fundada cien años antes, en la que se dis­cute de Filosofía y de Física, se organizan experimen­tos y se promueven investigaciones. A su regreso a Campania, organiza una escuela para jóvenes. Tras­lada la imprenta de Santangel a Campania (1667) y en ella imprime un Cursus Ethicus seu Moralis e ini­cia la edición de un Cursus Mathematicarum Faculta­tum recopilatorio desde 1666 y que se convierte en una enciclopedia de todas las Matemáticas conocidas hasta entonces y de las ciencias que tenían como fun­damento las Matemáticas. En 1670 imprime Mathesis Bíceps, que comprende los siguientes tomos: I, Ma­thesis Vetus, novis operationum compendiis, & demons­tratibus dilucidata y II, Mathesis Nova, Veterum in­ventis confirmata. La obra la completará más adelante con otros dos tomos: III, Mathesis Architectonica y IV, Mathesis Astronómica.

Caramuel desea salir de Campania y aprovechando algunos cambios en el Vaticano (en 1667 muere su amigo el papa Alejandro VII, sustituido por Cle­mente IX, quien fallece en 1669 y al que sucede Clemente X) y con el apoyo del conde de Peñaranda y la ayuda, en 1669, de la Corte en Madrid, es nom­brado, en 1670, arzobispo de Otranto, solución que no acepta Caramuel y continúa en Campania. Por fin, el Papa accede a nombrarle, en 1673, obispo de Vigevano, bella ciudad de la Lombardía, en el Mila­nesado, con una renta de cuatro mil escudos anuales.

La actividad de Caramuel no disminuye en el te­rreno pastoral, y en el profesional actúa como arqui­tecto en la reforma del palacio episcopal, en la reorde­nación de la plaza y en la modificación de la fachada de la catedral, e imprime en castellano su Arquitec­tura civil, recta y oblicua, con una parte introductoria dedicada a las Matemáticas. También en esta ciudad monta una imprenta. En 1680 muere su secretario y buen amigo Domingo Plato, al año siguiente pierde, primero, la visión de un ojo y después llega a la ce­guera completa. A pesar de ello continúa con su acti­vidad hasta el 7 de septiembre de 1682 cuando muere a causa de una fiebre maligna. Caramuel fue ente­rrado con toda solemnidad en la catedral de Vigevano y, en la capilla donde se le colocó, se puso un busto de él esculpido en mármol y sobre su lápida la inscrip­ción: “magnus caramul episcopus viglevani”.

 

Obras de ~: Caelestes Metamorphoses, Bruselas, 1639; Sublimium ingeniourum crux iam tándem aliquando deposita, Lovaina, 1642; Novem stellae circa Iovem, Lovaina, 1643; De perpendiculorum inconstantia, Lovaina, 1643; Mathesis audax rationalem, naturalem, supernaturalem divinamque sa­pientiam arithmeticis, geometrías, catoptrícis, staticis, dioptricis, astronomícis, musicis, chronicis, et architectonicis jundamentis substruens exponensque, authore Joanne Caramuel Lobkowitz, Lovaina, 1644; Nova Música, Viena, 1645 (en castellano, Roma, 1664); Solís et Artis Adulteria, Lovaina, 1644; Cursus Máthemáticus, [t. I: Máthesis Vetus, novis operatíonam compen­dias et demonitrationibus dílucidata, t. II: Máthesis Nova, Ve­terum Inventis confirmáta, t. III: Máthesis Archítectonica, t. IV: Máthesis Astronomica in Physicae Tribunal damnata] Campa­nia, 1667 (Sant-Angelo, 1668); Mathesis bíceps, vetus et nova, in ómnibus et singulis veterum et recentiorum placita examinan­tur; interdum corriguntur, semper dilucidantur: et pleraque om­nia Mathemata reducuntur speculative et practice ad facilissimos expeditissimos canones, Campania, 1670, 2 vols.; Architectura civil recta y obliqua considerada y dibuxada en el Templo de Je­rusalem, Vigevano, 1678.

 

Bibl.: J. Jakob Brucker, Historia Critica philosophiae [...], Leipzig, 1743; J. A. Tardesi, Memorie della vita di Giovanni Cara­muele, Venecia, 1760; J. A. Álvarez de Baena, Hijos de Ma­drid ilustres: Santidad, Dignidades, Armas Ciencias y Artes, t. III, Madrid, Benito Cano, 1790; M. Fernández Navarrete, Biblioteca Marítima Española, t. II, Madrid, Calero, 1851, págs. 195-198; L. Ballesteros Robles, Diccionario biográfico matritense, Madrid, Imprenta Municipal, 1912; D. Fernán­dez Diéguez, “Juan Caramuel, matemático del siglo XVII”, en Revista Matemática Hispano Americana, vol. I (1919), págs. 121-127, 178-189, 203-212; J. A. Sánchez Pérez, Las Matemáticas en la Biblioteca del Escorial, Madrid, Estanislao Maestre, 1929, págs. 65-66; P. Peñalver, Bosquejo de la Ma­temática española en los siglos de la decadencia, Sevilla, 1930; J. A. Sánchez Pérez, “La Matemática”, en Estudios sobre la ciencia española del siglo XVII, Madrid, Gráfica Universal, 1935, págs. 597-633; R. Ceñal, “Cartesianismo en España”, en Re­vista de la Universidad de Oviedo (1945), págs. 17-25; “Juan Caramuel, su epistolario con Atanasio Kircher S.I.”, en Revista de Filosofía, XII, 44 (1953), págs. 101-147; S. Amado Loriga, Tres siglos de influencia del ejército en el progreso y divulgación de la matemática en España, Zaragoza, Real Academia de Ciencias de Zaragoza, 1964; J. Vernet, “Biografía” en Dictio­nary of Scientific Biography, New York, Scribner, 1970-1990; R. Ceñal, La Combinatoria de Sebastian Izquierdo, Madrid, Instituto de España, 1974; S. Garma Pons, Las aportaciones de Juan Caramuel al nacimiento de la matemática moderna, te­sis doctoral, Valencia, 1975; “Las aportaciones de Juan Cara­muel (1606-1682 al nacimiento de la matemática moderna”, en Anuario de Historia Moderna y Contemporánea, 4-5 (1977-1978), págs. 77-87; J. Gutiérrez Cuadrado, “Juan Caramuel y su teorema fundamental”, en Llull, 3, 1 (1980), págs. 39-108; S. Garma Pons “Las Combinatoria y las probabilidades, según Caramuel”, en Anuario Jurídico Escurialense, XIV, págs. 333-364 (1982); A. Pérez Laborda, “La contribución de Caramuel a las Mate­máticas”, en I Congreso Caramuel, Vigevano (Italia), 1982; J. Velarde Lombraña, “La filosofía de Caramuel”, en El Basilisco, 15 (1983), págs. 10-44; “Juan Caramuel y la ciencia moderna. Estudio de su obra hasta 1644”, en Actas del primer Congreso de Teoría y Metodología de las Ciencias, Oviedo, Pentalfa, 1982, págs. 503-549; Juan Caramuel, vida y obra, Oviedo, Pentalfa Ediciones, 1989, págs. 388-415; V. Navarro Brotons, “Las ciencias en la España del siglo XVII: el cultivo de las disciplinas físico-matemáticas”, en Arbor, CLIII (1996), págs. 197-252; S. Garma Pons, “Caramuel y la revolución en las matemáticas del siglo XVII”, en Matemáticos madrileños, Madrid, Anaya, 2000, págs. 105-140.

 

Ernesto García Camarero

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