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Matías Gálvez y Gallardo

Biografía

Gálvez y Gallardo, Matías. Macharaviaya (Málaga), 24.VII.1717 – Ciudad de México (México), 3.XI.1784. Gobernador y capitán general de Guatemala y virrey de México.

Procedente de una familia humilde aunque con recursos, pronto pudo hacer una rápida ascensión social gracias a los éxitos de su hermano José, que llegaría a ser visitador en Nueva España y más tarde ministro de Indias.

Era el primogénito de los hermanos y fue bautizado en su parroquia siendo sus padrinos Alonso Carrión y María del Pino. En 1745 casó con María Josefa de Madrid, de quien nacería, el 25 de julio de 1746, Bernardo de Gálvez, futuro conde de Gálvez y conquistador de Pensacola.

Ingresó en el Ejército, donde se distinguió muy rápidamente por sus cualidades castrenses. Fue nombrado gobernador de la fortaleza de Paso Alto en las Islas Canarias (Tenerife) a finales de la década de 1760, siendo ascendido a teniente del Rey. Ya como capitán del Cuerpo de Artillería de Canarias, solicitó la hidalguía para él y sus hermanos. Nombrado inspector de tropas se le trasladó a América para hacerse cargo de su primer gran empleo político como gobernador y capitán general de Guatemala, en sustitución de Martín de Mayorga, quien en reiteradas ocasiones había solicitado el traslado. El nombramiento oficial se produjo el 1 de marzo de 1778 marchando inmediatamente a su nuevo destino, adonde llegó en julio del mismo año.

El 4 de abril de 1779 tomó posesión oficial de la Audiencia de Guatemala, aunque aún tardaría un mes en hacerse plenamente efectiva. Realizó una ingente labor de carácter militar, formando diversos cuerpos de Caballería e Infantería miliciana en diversas localidades como Santa Ana, Tegucigalpa o Comayagua.

Instaló las oficinas de la Casa de la Moneda en la nueva ciudad de Guatemala, trasladada de sitio una vez que la antigua ciudad había sido destruida por un terremoto en 1773. El 25 de julio de 1782 puso la primera piedra de la catedral, cuyo primer arquitecto fue Manuel Ibáñez. Ideó, junto con su hermano José, el plan para nivelar el lago Nicaragua con las aguas del Pacífico para evitar inundaciones. Para esta labor fue llamado el arquitecto e ingeniero Miguel Galisteo, quien finalmente desestimó el ambicioso proyecto al declararlo técnicamente inviable.

La difícil situación internacional por la que atravesaba Europa tuvo su fiel reflejo en las Indias muy pronto. Los rumores de guerra con Inglaterra eran constantes y resultaba evidente que más temprano que tarde estallaría un nuevo conflicto. Como militar ya curtido, previó el enfrentamiento y organizó un ejército para la defensa del territorio bajo su mando ante la posibilidad de que se convirtiera en uno de los teatros de operaciones. De la misma forma, ordenó levantar un mapa general de América Central.

Al estallar la guerra en 1779, se vieron acertados sus planes. Su hijo Bernardo obtuvo un resonante éxito frente a los ingleses al expulsarles de Mobila y Pensacola, pero él no fue menos, ya que conquistó el fuerte de San Fernando de Omoa el 28 de noviembre de 1779, así como el castillo de la Inmaculada Concepción del río San Juan de Nicaragua. En 1781 fue ascendido a mariscal de Campo y en 1782 tomó la isla de Roatán. Regresando inmediatamente a la costa de Honduras, derrotó de nuevo a los ingleses, expulsándolos de las costas y conquistándoles los fuertes de Quepriva y Criva.

El 14 de agosto de 1782 había sido nombrado Matías como virrey interino de Nueva España, sin duda, su máxima aspiración política y a la que había ayudado fuertemente su hermano José, en ese momento ministro de Indias. Dejó órdenes pertinentes a su sucesor, José de Estacherría, y marchó para su destino en marzo de 1783. Después de pasar por diversas poblaciones y de recibir grandes muestras de afecto, llegó a San Cristóbal de Ecatepec el 28 de abril, donde su antecesor, Martín de Mayorga, salió a su encuentro para darle el mando. Inmediatamente partió hacia la capital, Ciudad de México, donde entraría el 29 de abril.

Mediante Real Decreto de 14 de agosto de 1783 se comunicó a José de Gálvez la toma de posesión de su hermano como virrey de México, presidente de la Real Audiencia y superintendente de la Real Hacienda, con un sueldo de 60.000 pesos anuales. El 7 de mayo recibió Matías las noticias de los preliminares de la paz con los ingleses, que se acabaría finalmente firmando el 3 de septiembre de 1783. No se le envió al nuevo virrey, sin embargo, la instrucción de gobierno de que era costumbre, de manera que tuvo que optar por hacer su mandato de una manera directa y sin instrucciones previas.

Tuvo enfrentamientos con la Audiencia por motivos jurisdiccionales, algo muy común cuando se trataba de defender sus propias prerrogativas. A la muerte del obispo de Linares, Antonio de Jesús Sacedón, hubo una fuerte disputa entre el virrey y la Audiencia por el asunto de los bienes que dejaba el difunto, o expolios.

Tuvo que recurrirse incluso al Consejo de Indias para que mediara en la disputa y diera la razón al virrey como único miembro con potestad sobre dichos bienes.

En el verano de 1783 realizó una visita al Tribunal de la Acordada, donde se encontraban más de ochocientos reos. Realizó una minuciosa inspección de los calabozos y se interesó por todas las salas del mismo, llegando a felicitar a su director, Antonio de Santa María, por la buena labor realizada. Con motivo de una rebelión de indios en la jurisdicción de Cuayacocotla, Matías llegó a solicitar al juez de dicho tribunal el uso de doscientos hombres armados al mando del inspector interino Francisco de Crespo para proceder a sofocar la rebelión.

Mostró un gran interés por la limpieza y conservación de las calles, puentes y acequias de la capital del virreinato, dictando para su mejora diversas medidas, como la construcción de diversas nuevas alcantarillas.

Mandó empedrar la calle de San Francisco, una de las más importantes de la ciudad. Para hacer frente a los inevitables gastos de estas medidas públicas, introdujo un impuesto sobre el pulque. Finalmente, ante la mala acogida y comprobando que incluso se recaudaba menos, tuvo que eliminar el nuevo impuesto.

En la misma dirección acometió el problema del desagüe de la laguna de México, con la idea de hacer un uso eficaz y rápido de las canalizaciones. Para esta medida estuvo asesorado por diversos ingenieros.

Mantuvo gran atención hacia los asuntos militares que tan buenos resultados le habían dado en su etapa al frente del Gobierno de Guatemala. Llevó a cabo inspecciones personales de la fábrica de pólvora de Chapultepec, examinando su calidad e incentivando la construcción de una nueva fábrica en Santa Fe. Modificó la antigua costumbre del virreinato de reclutar jóvenes para que sirvieran en el Regimiento Fijo del Rey, que habitualmente servía en Manila, al considerarlo poco grato y denigrante, ya que era habitual cometer todo tipo de abusos cuando se efectuaba la recluta. Suprimió este sistema el 2 de noviembre de 1783, introduciendo un sistema de reclutamiento más racional.

Se ocupó también del progreso cultural de Nueva España al dispensar desde su misma llegada una protección oficial a la Escuela de Dibujo. Gracias a sus esfuerzos, consiguió una autorización del Gobierno metropolitano para crear la Real Junta Preparatoria Académica, que comenzó sus sesiones en el Real Palacio el 25 de julio de 1783.

Trató de dotar a la capital de un completo sistema de alumbrado que además resultaba muy rentable, pues evitaba los delitos nocturnos en gran medida. Inició el proyecto mediante un bando de 6 de noviembre de 1783, aunque habría que esperar a su muerte para que efectivamente se llevara a cabo.

Para lograr una mejor distribución de las carnes y demás víveres de tan populosa ciudad como era México, dio órdenes oportunas para evitar las carencias que se detectaron durante la anterior guerra, mediante bandos publicados el 28 de junio y el 13 de septiembre de 1783.

El 22 de noviembre de 1783 concedió licencia al impresor Manuel Antonio Valdés para que publicase una Gaceta a semejanza de la que en aquella época ya funcionaba en Madrid y en otras capitales europeas, en la que sólo debían aparecer noticias oficiales provenientes del propio gobierno, y se debía evitar la publicación de noticias sobre los ataques de los indios apaches, muy habituales en el norte del virreinato, pero que tendían a provocar desasosiego entre la población.

Matías informó a la Corte de la necesidad de esta publicación, ya que sería muy útil para el conocimiento de los buques que entraran o salieran de los puertos del virreinato.

Una vez se hubo firmado la paz con los ingleses, se hizo necesario volver a activar el sistema de correos, algo que ocurrió después de recibir la orden de Madrid fechada el 21 de septiembre de 1783. El 11 de diciembre de 1783 visitó la fábrica de pólvora de Santa Fe, a unas tres leguas de la capital, y que él mismo había incentivado para evitar la dependencia de España en este sentido.

El fomento de la industria minera, fuente fundamental de la riqueza del virreinato, y de la que bebían no sólo la metrópoli, sino también muchos otros enclaves caribeños, fue motivo de preocupación en el gobierno de Matías. Conocidas las noticias llegadas de China de que se habían encontrado ricas minas de mercurio, se creyó en la posibilidad de traer anualmente desde Cantón quince quintales de este mineral tan necesario en la extracción de plata. Sin embargo, aunque el proyecto se puso en marcha y llegaron desde Manila y Cantón ciertas cantidades de mercurio, se comprobó que era muy sucio y apenas valía para su fin último, de manera que la idea se abandonó poco después.

Envió en 1784 un proyecto al rey Carlos III en el que hacía hincapié en el aumento de las tropas del Nuevo Reino de León y en la colonia de Nuevo Santander, ya que estos territorios eran tradicionalmente muy problemáticos desde el punto de vista de la defensa por las permanentes sublevaciones de los indios lugareños. Su idea era reforzar la defensa de estos territorios para que fuera más segura la instalación de nuevos pobladores que pudieran explotar las ricas tierras de los entornos. La consolidación de estos enclaves era vital para evitar futuras depredaciones de los enemigos de España. Su muerte evitó la puesta en práctica de esta idea durante su mandato, aunque lo sería en años venideros.

El 12 de marzo de 1784, recibió de Carlos III la Real Orden según la cual se creaba oficialmente la Real Academia de Bellas Artes, que previamente había recomendado el superintendente de la Real Casa de la Moneda, Fernando José Mangino. Matías la dotó suficientemente, concediéndole un presupuesto anual de 9.000 pesos provenientes de la tesorería general, más otros 4.000 de las temporalidades ocupadas por los jesuitas expulsos. Sus estatutos fueron aprobados después de la muerte del virrey, aunque él sentó sólidas bases para que esto ocurriera rápidamente.

A finales de abril de 1784 se acabó de construir el puente de Orizava, que permitía el viaje rápido y seguro desde México hasta Veracruz. Aunque sus gastos fueron costeados por los propios peatones, el virrey realizó los oportunos movimientos para que fuera posible su construcción sin demora. Publicó en junio diversos bandos tendentes a mejorar las condiciones de los indios gañanes, que vivían en lamentables condiciones.

El 1 de julio, y siguiendo una anterior cédula de 18 de febrero de 1784, estableció en la capital el Monte de Oficinas, fundado con la idea de socorrer y proteger a las viudas de los empleados en las escribanías de Cámara de las Reales Audiencias y otras oficinas similares, medida que se extendió más allá de la capital.

Mediante bando de 17 de julio de 1784 suprimió los juegos de azar, de los que era un conocido enemigo, no sólo en las casas de banderas, sino también en todos los lugares públicos.

El gobierno de Matías Gálvez supuso una notable mejora para las arcas mexicanas, que vieron incrementados sus ingresos desde los más de diecinueve millones de pesos en 1783 hasta los casi veinte millones sólo un año más tarde.

La salud del virrey, que arrastraba fuertes dolencias desde su gobierno en tierras de Guatemala, empeoró ostensiblemente en el otoño de 1784. El arzobispo de México solicitó en octubre que se hicieran rogativas en todas las iglesias del Arzobispado por el pronto restablecimiento del virrey. Sin embargo, el 20 de octubre, y ante el notorio empeoramiento, Matías delegó las funciones de la Real Audiencia para que no quedaran sin resolver las muchas cuestiones legales pendientes, ya que no quería que la maquinaria administrativa se viera entorpecida por su enfermedad.

Finalmente murió dos semanas más tarde, el 3 de noviembre.

Al no encontrarse el pliego de mortaja, al día siguiente de su fallecimiento fue nombrado Vicente Herrera, regente de la Audiencia, como interino en el cargo.

Fue enterrado el 8 de noviembre en la iglesia del apostólico colegio de San Fernando, en medio de una gran parafernalia militar, tal y como había dispuesto en su testamento.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Correos, 142C; Estado, 20, n. 99; Santo Domingo, 2534.

L. Navarro García, Don José de Gálvez y la Comandancia General de las Provincias Internas del Norte de Nueva España, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1964; F. Morales Padrón (dir.), Los virreyes de Nueva España en el reinado de Carlos III (1779-1787), vol. II, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1967; I. Vázquez de Acuña, Historial de la Casa de Galvez y sus alianzas: hechos ilustres de sus hijos en España [...] y otros países [...], Madrid, Artes Gráficas, 1974; A. Mencos Franco, Estudios históricos sobre Centro América: guerras contra los ingleses y administración de don Matías de Gálvez, Guatemala, José de Pineda Ibarra, 1982; J. M. Morales Folguera, M. I. Pérez de Colosía y M. Reder, Los Gálvez de Macharaviaya, Málaga, Junta de Andalucía, 1991; M. A. Santos Arrebola, La proyección de un ministro ilustrado en Málaga: José de Gálvez, Málaga, Universidad, 1999; A. del Valle-Arizpe, Virreyes y virreinas de la Nueva España: Leyendas, tradiciones y sucedidos del México virreinal, México, Porrúa, 2000.

 

José Manuel Serrano Álvarez

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