Ayuda

Francisco Calderón y Vargas

Biografía

Calderón y Vargas, Francisco. Conde de la Oliva de Plasencia (II). Valladolid, 7.VIII.1604 – Oliva de Plasencia (Cáceres), 5.XII.1674. Historiador y genealogista, bibliófilo.

Su padre fue el célebre Rodrigo Calderón y Aranda, marqués de Siete Iglesias, valido del duque de Lerma (valido, a su vez, de Felipe III), nacido en Amberes. Su madre, Inés de Vargas y Trejo, hija de Miguel de Vargas Camargo, señor de la Oliva de Plasencia (descendiente de Luis de Chaves, el Viejo, el legendario alcaide de Trujillo, y nieto de Francisco de Vargas, chanciller mayor de Castilla, alcaide de Marbella y de Trujillo, propietario de la Casa de Campo de Madrid) y de Elvira de Trejo y Carvajal (hija del señor de Grimaldo, de las Corchuelas, y del castillo de Monfragüe, hoy en el Parque Nacional de este nombre, en Cáceres).

Tras el procesamiento y ejecución de su padre en 1621, el patrimonio de éste había sido incautado y sus títulos y honores suprimidos. Francisco guardó cuantos datos pudo sobre este proceso y conservó, copiándolas a mano, las poesías dedicadas a Rodrigo (escritas por Góngora, Quevedo, Lope de Vega, Juan de Alarcón, Francisco de la Cueva, Villamediana, Alonso de Salas, Juan de Jáuregui, Miguel Moreno y Francisco de Francia, entre otros).

También conservó los escritos de condolencia y una relación manuscrita de asistentes al funeral de su padre. En 1623, para suavizar el exceso cometido, le es rehabilitado a la viuda de Rodrigo, en cabeza de su hijo Francisco, el título de conde de Oliva de Plasencia, que había sido concedido al primero, en 1612, sobre un señorío de su mujer. También recupera Francisco el señorío de Siete Iglesias, aunque no el título de marqués, algunas propiedades inmobiliarias en Valladolid que le habían sido donadas antes del proceso, y el patronato del monasterio de Porta Coeli (Valladolid), fundado por Rodrigo, donde se encuentran las estatuas orantes, de bulto redondo, de éste, de su mujer y de los padres de Rodrigo.

La familia, tras la tragedia vivida, se retira de la Corte (su casa pasa a ser la Nunciatura, en la calle que se llama, por ello, del Nuncio) y pasa varios años en Valladolid. Francisco se trasladará después al palacio de Oliva de Plasencia (Cáceres), dedicándose al estudio.

En palabras de Salazar y Castro, “tuvo singular conocimiento de la Historia y de las familias, con general comprensión de las lenguas, y tanta aplicación a todo género de buenas letras que juntó en su villa de la Oliva una excelente librería y empleó gustosa y aprovechadamente en la elección de ella mucha parte de su vida”. Sobre sus conocimientos de genealogía opina este autor en su Historia genealógica de la Casa de Silva: “Don Francisco Calderón de Vargas [...] es quien en nuestro siglo trató con mayor verdad, y comprensión las materias genealógicas [...]”. Y en su Historia genealógica de la Casa de Lara vuelve a comentar Salazar y Castro: “Fue el Conde caballero de ilustres virtudes, y aplicadísimo a toda especie de buenas letras, y con especialidad a la Historia, y genealogía española, en que hizo muchas, y muy eruditas observaciones”.

Felipe IV le requirió en diversas ocasiones para que contribuyera aportando algunos soldados o para que se incorporara a su séquito. Pero Francisco, retirado en Oliva de Plasencia, se excusó alegando “falta de caudal” o “falta de salud”. Fue caballero de Alcántara desde los tres años, señor de Siete Iglesias y, por herencia de Luis de Trejo (primo hermano de su madre, que escribió en 1639 Advertencias y obligaciones para torear con el rejón), también señor de Grimaldo, de las Corchuelas y del castillo de Monfragüe. Además, fue comendador de Ocaña. Había casado con Catalina de Cárdenas y Chaves (que tomó el nombre de su abuela paterna, como era frecuente), hija de Pedro Mesía de Chaves y Cárdenas, caballero de Alcántara (descendiente también del alcaide de Trujillo Luis de Chaves, el Viejo), y de Isabel Arias Maldonado y de Paz, señora del Maderal (descendiente del comunero Francisco Maldonado, mandado decapitar por Carlos V en 1521). Fueron sus hijos: Rodrigo, III conde de la Oliva, según Salazar y Castro, “verdadero sucesor de su padre en la aplicación a los libros y conocimiento de ellos”, que casó con Baltasara de los Herreros Cantarero, progenitor de los posteriores condes de la Oliva, y Rodrigo Manuel, titular del mayorazgo de Juana de Sotomayor en Trujillo, que casó con Juana María de Herrera y Pacheco Portocarrero, progenitor de los condes del Campo de Alange.

En el inventario que se hizo al fallecer aparece “una librería que se compone de tres mil cuerpos poco mas o menos de libros varios, latinos y romancistas, italianos y franceses”. En Oliva de Plasencia aún existe el palacio en el que se retiró a vivir Francisco Calderón, construido por sus padres, en el que había piezas arqueológicas romanas.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de los Condes del Campo de Alange, Recopilaciones sobre Rodrigo Calderón, Marqués de Siete Iglesias; Inventario que hicieron en el año de 1677 don Rodrigo Calderón y don Rodrigo Manuel su hermano, de los bienes que quedaron por muerte de don Francisco Calderón conde de la Oliva, su padre; Real Academia de la Historia, Colección Salazar y Castro, C-41 fols. 169-173; D-18, fol. 139; D-19, fols. 140 y 140v.; D-20, fol. 297; D-21, fols. 178v. y 183v.; D-25, fols. 89v. y 161; D-25 (2.ª foliac.), fols. 71 y 143; D-27, fols. 80 y 128v.; D-30, fols. 75 y 79; D-36, fol. 29; E-23, fols. 42-43, leg. 24, carpeta 1, n.º 10.

A. López de Haro, Nobiliario genealógico de los Reyes y Títulos de España, Madrid, 1622 [reimpr. en Ollobarren (Navarra), vol. I, Wilsen Editorial, 1996, págs. 414-419]; L. Salazar y Castro, Historia genealógica de la Casa de Silva, Madrid, 1685 [Gibraleón, Wilsen Editorial, 2005, t. I, pág. 153, y t. II (moderno), págs. 619-620]; Historia genealógica de la Casa de Lara, Madrid, Imprenta Real, 1696 [reimpr. en Bilbao, Wilsen Editorial, 1988, t. V (moderno), pág. 440]; Los Comendadores de la Orden de Santiago, c. 1734 (ms.) (Madrid, Patronato de la Biblioteca Nacional, 1949, t. I, págs. 247-248); C. Naranjo Alonso, Trujillo. Sus hijos y monumentos, Madrid, Espasa Calpe, 1983; J. J. Martín González, “Bienes artísticos de Don Rodrigo Calderón”, en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología (Valladolid), t. 54 (1988), págs. 267-292; V. Cadenas y Vicent, Caballeros de la Orden de Alcántara que efectuaron sus pruebas de ingreso durante el siglo xviii, t. I, Madrid, Ediciones Hidalguía, 1991, exp. de Francisco Golfín y Calderón; E. de Cárdenas Piera, Caballeros de la Orden de Santiago. Siglo xviii, t. VII, Madrid, Ediciones Hidalguía, 1986 (exp. de Francisco Javier de Negrete y Adorno); M. Vargas-Zúñiga, Del sitial al cadalso. Crónica de un crimen de Estado en la España de Felipe IV, Barcelona, Belacqua-Carroggio, 2003; M. A. Rodríguez Plaza, “Epigrafía latina de Oliva de Plasencia”, en Revista de Estudios Extremeños (Badajoz), t. LXI, n.º 2 (2005), págs. 385- 422 (ed. digital, http://www.dip-badajoz.es/publicaciones/reex/ rcex_2_2005/estudios_01_rcex_2_2005.pdf).

 

Pedro Rodríguez-Ponga y Salamanca